Capítulo 1: El papel de Lula en Brasil

Posted by SOCIALISMO REVOLUCIONARIO On jueves, 1 de mayo de 2008 0 comentarios

Sin embargo este proceso no ha sido uniforme. Otra capa de líderes de la "nueva izquierda" han llegado al poder en países como Brasil, Uruguay y Chile. La elección de Lula (Brasil), Tabaré Vázquez (Uruguay) y recientemente Michelle Bachelet (Chile) reflejó la misma conciencia antineoliberal que ha recorrido el continente. El Coronel Lucio Gutiérrez en Ecuador emergió como una figura tipo Chavez con una agenda anti neoliberal pero inmediatamente capituló ante el FMI y el Imperialismo, anunciando medidas anti neoliberales. Luego, fue derrocado por un movimiento de masas de trabajadores, pueblos indígenas y campesinos en el 2005, convirtiéndose en el tercer presidente en ser derrocado por un levantamiento popular en Ecuador desde 1996.

Las excepciones en esta fase son Colombia y Perú. En Colombia, Álvaro Uribe fue reelegido con un trasfondo de violencia de masas, conflictos ocasionados por los carteles de la droga, los paramilitares de derecha y la campaña guerrillera de las FARC y el ELN. EN Perú, la alternativa y la inconformidad del nacionalista, Ollanta Humala, no fue suficientemente atractiva para impedir que Alan García, del partido populista más antiguo de América Latina; APRA (que ha girado hoy a la derecha), regresara al gobierno. García fue obligado a dejar el poder en los años ochenta después de encabezar un gobierno que elevó los precios a 1.000.000%.


En general, los viejos políticos y sus partidos han sido barridos del gobierno.
La "nueva izquierda", (como el Nuevo Laborismo, en Inglaterra) encabezado por el Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, el Partido Socialista en Chile y el Frente Amplio en Uruguay, han llegado a levantar expectativas de cambio.

Sin embargo, han defraudado rápidamente las esperanzas de los trabajadores y la juventud en estos países. Estos gobiernos han capitulado a las exigencias del imperialismo y sus propias clases dominantes; continuando con las mismas políticas neoliberales de sus antecesores.

Este proceso comenzó en Brasil con la elección de Lula que, incluso antes de ser elegido había convencido al FMI, al imperialismo y otras instituciones capitalistas que su política permanecería igual a la defendida por el anterior presidente Fernando Enrique Cardoso. Ningún avance ha sido logrado para terminar con las feroces desigualdades que existen en la sociedad Brasileña. Mientras el 10% más rico de la población recibe el 47% del ingreso nacional, el 10% mas pobre sólo consume un escuálido 0,5%.

La mayoría de la clase dominante se siente satisfecha y descansa en el gobierno de Lula como medio para llevar a cabo grandes ataques a la clase trabajadora. La continuación de las privatizaciones, el fracaso en dar pasos eficaces para atacar la desigualdad y una serie de escándalos de corrupción habrían provocado grandes luchas de parte de la clase trabajadora y la juventud si los partidos capitalistas tradicionales estuvieran en el gobierno. Lula, junto con el rol de traición de la principal dirección sindical (la CUT brasileña), ha podido -en parte- mantener en jaque a la clase trabajadora durante los últimos cuatro años. La mayoría de la dirección de la CUT es ahora simplemente un brazo del gobierno o su ministerio extraoficial del trabajo.


La permanencia de un frágil y efímero crecimiento en la economía, debido a la situación de la economía mundial, el temor al retorno de los partidos capitalistas tradicionales, la división entre los políticos capitalistas y la falta de una poderosa alternativa le ha permitido a Lula mantener temporalmente una base de apoyo entre los trabajadores más viejos.
Su probable victoria para un segundo periodo no será simplemente una repetición de su primer mandato. Es probable que el retroceso económico, incluso antes de una recensión mundial, abra las puertas a poderosas luchas de los trabajadores, los campesinos, la juventud y los pobres urbanos tras la elección. El productor de automóviles, Volkswagen, anunció su intención de reducir su mano de obra de 21.500 a 15.000 en los próximos años. Esta es una advertencia de la escalada de ataques que esta preparando la clase dominante, que ciertamente producirá poderosos movimientos sociales y luchas de la clase trabajadora. Estos darán grandes oportunidades de ganar apoyo para construir una alternativa socialista a las políticas pro-capitalistas de Lula.

Y ya hay apoyo creciente hacia una alternativa socialista radical. Sectores significativos de socialistas y activistas en el movimiento de los trabajadores ya han empezado la tarea. La formación del P-SOL (Partido Socialismo y Libertad) representa un paso importante en este objetivo. Con un 7-8% de apoyo en las encuestas de opinión, el P-SOL tendrá una gran oportunidad durante las elecciones presidenciales para construir una base más fuerte de apoyo. Si el P-SOL puede acordar una estrategia alrededor de un programa socialista radical y construir un verdadero partido de lucha crecerá durante y después de las elecciones. Al interior del P-SOL hay un debate sobre que programa adoptar y como debe construirse el partido.

Sectores de la dirección intentan moderar su programa y empujan al partido a la derecha, y evitar un conflicto, una lucha partidaria democrática para la construcción del socialismo. El P-SOL tiene grandes posibilidades de construir una poderosa fuerza. Sin embargo estas oportunidades se pueden perder si el partido no construye su base a través de la lucha y la intervención en la lucha de clases.

La reconstrucción de una alternativa que luche, también esta comenzando en los sindicatos con pasos que apuntan y preparan la formación de una nueva central sindical. Cientos de sindicatos locales ya han pedido la desafiliación de la CUT o han detenido el pago de sus cuotas de afiliación.

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